En un giro esperanzador para la libertad de expresión y la seguridad de los trabajadores de medios en México, el periodista Jaime Barrera fue hallado con vida durante las primeras horas de la madrugada, luego de haber sido secuestrado el lunes por la tarde. Barrera, conocido por su papel como conductor de la emisión nocturna en N+ Guadalajara, compartió en una entrevista con la cadena su traumática experiencia, manifestando su deseo de retornar pronto a su labor informativa.
«Es como ser el protagonista de las propias columnas que escribo a diario», expresó Barrera, describiendo el plagio como una situación que no desea a nadie. Atribuyó su liberación a la solidaridad y oraciones de sus seres queridos, anunciando su regreso inminente a la pantalla de N+ para continuar informando al público.
El periodista relató que fue liberado sin condiciones por sus captores y encontrado por elementos de la Guardia Nacional en la entrada de Magdalena, Jalisco. Aunque inicialmente secuestrado por razones posiblemente relacionadas con su trabajo periodístico, Barrera confirmó que no se pagó rescate por su liberación. Durante su cautiverio, fue interrogado sobre las motivaciones y órdenes detrás de sus publicaciones.
Además de la preocupante experiencia de ser vendado, esposado y sometido a interrogatorios, Barrera enfatizó su intención de solicitar protección bajo el mecanismo para periodistas y defensores de derechos humanos de la Secretaría de Gobernación. Su caso subraya la urgente necesidad de ajustar los protocolos de seguridad para periodistas en México, en un esfuerzo por salvaguardar la libertad de expresión frente a ataques y intimidaciones.
La comunidad periodística y la sociedad en general observan con alivio el regreso seguro de Barrera, pero su caso resalta la continua vulnerabilidad de los periodistas en el país. El llamado de Barrera a mejorar la protección para los medios de comunicación es un recordatorio de los riesgos que enfrentan aquellos que buscan informar y mantener informada a la población.
Este incidente, sin duda, dejará una marca indeleble en el debate sobre la seguridad de los periodistas y la libertad de prensa en México, exigiendo acciones concretas para prevenir futuros actos de violencia contra los profesionales de la información.
