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Mario Delgado y la multiplicación de los departamentos

Los números, esos que nunca mienten, acaban de exponer al secretario de Educación Pública, Mario Delgado, como un prodigio financiero digno de estudio bíblico. No por nada sus críticos en redes ya lo comparan con Jesucristo: en la 4T, los panes y los peces se multiplican, pero los milagros se manifiestan en departamentos de lujo, vacaciones en Portugal y millones en publicidad digital.
Delgado admitió un “error de dedo” en su declaración patrimonial. Un lapsus tan conveniente que transformó un departamento de 15 millones en apenas 1.5 millones. Qué descuido. Para cualquier ciudadano común, el error es insostenible: uno no confunde la mensualidad del celular con la hipoteca de un penthouse en Reforma 222, la avenida más cara del país.
BBVA México da la clave: para adquirir un crédito de esa magnitud se requiere un ingreso superior a 424 mil pesos mensuales y pagar casi 158 mil al mes. Delgado gana oficialmente 91 mil pesos como funcionario, más unas “rentitas” de 60 mil. En cuatro años, con disciplina espartana, habría juntado unos 5.2 millones. Pero en solo dos años desembolsó 17 millones en departamentos. Una ecuación que ni Pitágoras ni Hacienda entienden.
La historia no acaba en las escrituras. Mientras pregona austeridad, Delgado desembolsó 24 millones 422 mil pesos en anuncios de Facebook. La misma suma que costaron sus propiedades de lujo. Publicidad política, vacaciones en Europa y bienes raíces: una trinidad financiera que deja corto al mismísimo Banco de México.
¿De dónde sale tanto dinero? ¿De su salario de servidor público? ¿De sus rentitas de burócrata? La aritmética es tan inexplicable como los trucos de ilusionista.
Como si los números no bastaran, las redes estallaron al ver al secretario desayunando tranquilamente en Portugal. No en una fonda de barrio, sino en un lujoso hotel europeo. El pretexto fue inmediato: “con mis recursos”, dijo, imitando la coartada de su correligionario Fernández Noroña tras su escapada a Roma.
El episodio no solo fue un golpe mediático: en Palacio Nacional, el tema se volvió incómodo. La presidenta Claudia Sheinbaum, con gesto adusto y lenguaje no verbal elocuente, lo obligó a dar explicaciones desde la mañanera. Una escena penosa donde la doctora escuchó su excusa de “viajé con mis propios recursos” sin ocultar la incomodidad. En política, a veces lo que no se dice pesa más que las palabras.
La factura por ese viaje ya se discute en la SEP. Entre pasillos se habla de un relevo inminente. Se trataría de cuestión de semanas para que Sheinbaum decida remover a Delgado. El relevo natural sería la doctora Rosaura Ruiz Gutiérrez, actual secretaria de Ciencia, Tecnología y Humanidades, y quien, por cierto, era la propuesta original de Sheinbaum para encabezar Educación antes de que le impusieran a Delgado.
Así, el lujo de un desayuno en Lisboa puede costarle a Mario Delgado el cargo más importante de su carrera como funcionario público.
El verdadero error no fue de dedo, sino de cálculo político. Delgado, sin cargo de elección popular en años recientes, presume un tren de vida propio de magnates. En dos años, departamentos por 17 millones. En publicidad, 24 millones. En viajes, lujo europeo. Todo con un ingreso formal de funcionario que no supera los 150 mil pesos mensuales.
Si los números no cuadran, es porque la realidad tampoco. Y mientras Delgado trata de convencernos de que su fortuna es producto de “sus recursos”, el ciudadano de a pie sabe que lo que está viendo es un nuevo capítulo del viejo manual priista: vivir como potentado, predicar como austero y justificar lo injustificable con un “error de dedo”.
La aritmética no miente. La política sí.
En X @DEPACHECOS