OPINIÓN

LA CAZA DE BRENDA CARRERA: UN AJUSTE DE CUENTAS EN MORENA JALISCO

Brenda Carrera, diputada local de Morena en Jalisco, se encuentra en el ojo del huracán. Mientras ella asegura que sus compañeros de partido Érika Pérez y Carlos Lomelí han emprendido una campaña para relegarla, también denuncia un intento de expulsarla sin fundamento. Detrás de las acusaciones, se perfila una trama de poder, desobediencia y violencia política de género.

En el centro de esta disputa está el voto de Carrera a favor de la renegociación de la deuda estatal, una decisión que, según sus palabras, tomó con plena conciencia y en cumplimiento de su mandato legislativo. “Mi voto fue por el bien del estado, no por intereses partidistas,” afirmó en conferencia de prensa. Sin embargo, ese acto de independencia ha desatado lo que ella describe como una “cacería” en su contra, liderada por la dirigencia estatal de Morena y el influyente senador Carlos Lomelí.

Lo más paradójico, según Carrera, es que esta embestida contradice las órdenes de la presidenta nacional de Morena, Luisa María Alcalde. La diputada denuncia que la dirigente estatal Érika Pérez y otros actores locales han ignorado las instrucciones claras de Alcalde, quien pidió detener los ataques y concentrarse en fortalecer al partido. “El mensaje de nuestra presidenta nacional fue claro: nadie tiene facultades para expulsarme del partido, y mucho menos quienes me han violentado”, declaró Carrera.

Lo que está en juego en este conflicto no es solo el futuro político de Brenda Carrera, sino también la imagen y cohesión de Morena en Jalisco. La diputada ha presentado una queja ante la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de su partido, denunciando violencia política en razón de género y obstrucción a su labor legislativa. También llevó el caso al Instituto Electoral y de Participación Ciudadana, donde busca medidas cautelares y una resolución que podría inscribir a sus detractores en el Registro Nacional de Personas Sancionadas en Materia de Violencia Política contra las Mujeres.

En el discurso público, Carrera no escatimó críticas hacia Carlos Lomelí, acusándolo de dirigir desde las sombras las acciones de sus aliados. “Senador, deje de azuzar a sus incondicionales; váyase a trabajar en su senaduría, donde no ha hecho nada relevante”, lanzó en un claro reto.

La diputada apela a los estatutos de Morena, que garantizan la libertad de expresión y la prohibición de presiones internas. “En Morena, la unidad y fortaleza no pueden construirse con ataques personales ni cacerías políticas,” enfatizó. Sin embargo, su situación pone en entredicho el cumplimiento de estos principios en la práctica.

Mientras tanto, el conflicto amenaza con escalar. Carrera ha manifestado su intención de llegar hasta las últimas instancias legales y partidistas para defenderse. Confía en que Luisa María Alcalde, como presidenta nacional, no se prestará a decisiones arbitrarias y que apoyará a una diputada que, como tantas otras, ha enfrentado la doble carga de ser mujer y disidente en un espacio dominado por cúpulas masculinas.

El caso de Brenda Carrera no es solo un pleito local, sino un microcosmos de los retos que enfrenta Morena como partido gobernante. La promesa de transformación y justicia social que lo llevó al poder parece tambalearse cuando se confronta con los intereses de grupo y las luchas internas.

¿Podrá Morena, en Jalisco y a nivel nacional, demostrar que es diferente a los partidos que vino a reemplazar? O ¿será que, como tantos antes, también caerá en las trampas del poder?

Brenda Carrera parece estar dispuesta a averiguarlo, y en ese camino, se convierte en una prueba viva de los ideales que Morena promete defender. Como ella misma dijo: “No llegamos solas, llegamos todas.”

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