RESEÑA

«La ira y la indignación venden»

Por Juan Levid Lázaro

En la vorágine informativa, textual, sonora y audiovisual (o sea, informativa, pues) que se vive día a día, Ana María Olabuenaga hace un breve alto y habla de Linchamientos digitales (Paidós, 2019), un trabajo de investigación que termina en un ensayo, con una buena dosis de estadística y su respectivo análisis, para decirnos que eso que parece nuevo en la sociedad, siempre ha estado ahí.

Asegura que, así se sencillo y así de complicado, las redes sociales e internet sólo han amplificado el rasgo violento de nuestra sociedad y que, aunque no es un fenómeno único de México, sí cobra cierta notoriedad en nuestro país por la gran polarización que se ha generado en los usuarios de estas plataformas, y donde mucho tiene que ver tanto la radicalización del poder político, el económico y hasta el religioso, pero que más bien, sencillamente, es una manifestación abierta y sin pudor de mucho de lo que somos como sociedad.

Nos relacionamos de una manera más emotiva y más rápida, dice la autora y remata: «la indignación es una emoción que engancha; es la emoción de los activistas, pero también es la emoción de los linchadores y eso es lo que cada vez nos cuesta más trabajo discernir. Saber cuál es cuál».

Olabuenaga, quien es una de las publicitas más notables y premiadas en los años recientes en nuestro país, ha vivido muy de cerca este fenómeno y no encuentra cómo atajarlo a simple vista, y confía más bien en que suceda y que, poco a poco, vayamos encontrando rutas por las cuales transitar, con menos violencia y mejor discernimiento.

Esa vorágine tiene un vórtice donde, aunque breve, puede hacerse una pausa, un respiro. Habrá que aprovecharlo para luego seguir en el vendaval, pero quizá con más razones que emociones a flor de piel.

Por Juan Levid Lázaro

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