El consumo de alcohol adulterado en México ha provocado la muerte de al menos 159 personas. Este problema se ha incrementado en las últimas semanas debido en parte a que al menos 20 estados del país han decretado ley seca como parte de las medidas para reducir los contagios de COVID-19 en la población.
Puebla es la entidad más afectada por esta situación, ya que ahí se reporta el fallecimiento de 70 personas y la hospitalización de otras 15 en las últimas dos semanas. En Jalisco el consumo de bebidas adulteradas ha provocado la muerte de 43 personas, así como en Morelos, Yucatán y Veracruz, donde se registran 29, 15 y 2 muertos por esta causa.
Por este problema, la Fiscalía General del Estado de Puebla comenzó a realizar operativos en la ciudad de Puebla para revisar a las tiendas que venden alcohol a granel. Estos operativos son parte de las investigaciones que esa institución inició el fin de semana del 10 de mayo, cuando recibió los primeros casos de personas intoxicadas por alcohol adulterado.
Del mismo modo, la Comisión para la Protección contra Riesgos Sanitarios de Morelos tomó muestras del alcohol consumido por las personas intoxicadas en el estado. Sus análisis concluyeron que esas bebidas contenían metanol y fueron vendidas a granel como aguardiente también durante el fin de semana del 10 de mayo.
En Jalisco, la Secretaría de Salud estatal ha detectado que la mayoría de los afectados ha ingerido alcohol de 96 grados producido por una marca local llamada El Chorrito. En esa entidad las autoridades contabilizan 106 intoxicados, la mayoría en los municipios de Tamazula y Mazamitla, donde se reportan 83 casos.
A su vez, en Mérida, capital de Yucatán, cinco hombres y una mujer perdieron la vida el 18 de mayo tras ingerir alcohol adulterado. Según autoridades locales, al menos otra persona se encuentra hospitalizada por la misma causa. Una semana antes otras siete personas murieron por el mismo motivo en la localidad de Acanceh.
El metanol, también conocido como alcohol de madera, es un líquido tóxico incoloro e inflamable que normalmente se utiliza como anticongelante, disolvente y combustible. Aunque suele utilizarse en la preparación de alcohol adulterado, su consumo puede provocar dolor de cabeza, mareo, náuseas y vómitos, e incluso la muerte. También puede causar ceguera y la exposición crónica a esta sustancia puede generar daños en el hígado, e incluso cirrosis.
Con información de Sputnik