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¿Cuánto pagan los migrantes guatemaltecos para llegar a EEUU?

La identificación de 14 personas asesinadas en la frontera norte de México indica que son los jóvenes indígenas quienes están migrando de manera masiva e invisible de Guatemala.

La identificación de 14 personas asesinadas en la frontera norte de México indica que son los jóvenes indígenas quienes están migrando de manera masiva e invisible de Guatemala.

De las 19 personas que fueron víctimas de la llamada Masacre de Camargo, en referencia al municipio mexicano fronterizo con Estados Unidos dónde fueron hallados sus cuerpos calcinados, primero fueron identificados mediante pruebas genéticas dos jóvenes originarios de Comitancillo, un municipio del Departamento de San Marcos, que hace frontera entre México y Guatemala.

Se trata de Elfego Roliberto Miranda Díaz, de 24 años, profesor de secundaria y padre de tres niños; y Marvin Alberto Tomás Tomás, un futbolista de 22 años que jugaba en el equipo de tercera división Juventud Comiteca.

Más tarde a ellos se sumaron otras tres personas, originarias como los primeros de aldeas y pueblos del municipio de Comitancillo: Ribaldo Danilo Jiménez de 17 años, Edgar López y López de 30 años y Adán Coronado Marroquín, de 31 años. Sus nombres se dieron a conocer en la mañana del 5 de febrero mediante el anuncio realizado por la Fiscalía del estado mexicano de Tamaulipas, dónde ocurrió el crimen y se abrió la investigación de lo sucedido, a partir de cotejos genéticos con las muestras tomadas a las familias en Guatemala.

En la noche del sábado 6 de febrero de 2021, la Fiscalía de Tamaulipas anunció la identificación de otras 9 personas fallecidas: Madelyn Estefani García Ramírez, Bramdon David García Ramírez, Dora Amelia López de 23 años originaria del municipio de Sipacapa, San Marcos; Paola Damaris Zacarías, de 22 años, del municipio de Catarina, San Marcos; y otros cinco jóvenes y adolescentes de Comitancillo: Rubelsy Elías Tomás Isidro, de 15 años; Santa Cristina García Pérez, de 20 años; Anderson Marco Antulio Pablo, de 16 años; Iván Gudiel Pablo Tomás, de 22 años y Osmar Neftalí Miranda Baltazar, de 19 años.

# FGJT_Informa La confirmación de 9 perfiles genéticos más del caso Santa Anita; siendo estos de nacionalidad guatemalteca y correspondientes a:

Mádelyn E. “G”
Bramdon D. “G”
Rubelsy E. “T”
Santa C. “G”
Anderson M. “P”
Iván G. “P”
Osmar N. “M”
Paola D. “Z”
Dora A. “L” pic.twitter.com/RSMIkGiAQ6

— Fiscalía General de Justicia de Tamaulipas (@FGJ_Tam) February 7, 2021

Como puede apreciarse en la información publicada por la Fiscalía, la identidad de las víctimas fue brindada únicamente por el primer nombre y la inicial de sus apellidos.

La identidad de las víctimas fue confirmada por sus familias y retomada en este artículo de la información cosechada por el reportero guatemalteco Raúl Barreno.

Un pueblo de luto

Al menos diez de las 19 personas asesinadas eran originarias del municipio de Comitancillo, en el Departamento de San Marcos, que limita con México. El párroco Mario Aguilón, también originario de esta comunidad maya mam, lleva ocho años al frente de su parroquia, a la que acuden personas de 64 comunidades que integran el municipio.

Aunque no es muy grande en extensión territorial, Comitancillo sí tiene una amplia población que vive una «situación muy difícil».

«Hay mucha pobreza y por eso los jóvenes de 15 años en adelante emigran a Estados Unidos y también a México», comentó el párroco Aguilón en diálogo con Sputnik.

Según su percepción, la migración forzada por la pobreza extrema de la región sufrió un incremento entre los años 2015 y 2018, cuando los jóvenes del pueblo empezaron a emigrar de manera masiva pero invisible, haciéndolo individualmente o en pequeños grupos de entre ocho y quince personas, como fue este caso.

«No había sucedido algo así hasta ahora, sí había habido personas fallecidas del pueblo en Estados Unidos o en el camino por México, pero no en una masacre tan grande contra jóvenes que tenían un sueño americano, como se dice aquí, para salir de una situación difícil de pobreza y se truncó. Ha sido una situación muy difícil que ha conmovido a Comitancillo, estamos de luto», explicó el religioso.

Sostuvo que la migración masiva de gente tan joven significa un quiebre en la transmisión generacional y también afecta la forma en que funciona la comunidad. Explicó que hasta el momento, las familias no han hecho manifestaciones en reclamo de justicia para sus fallecidos, porque están a la espera de la repatriación de sus cuerpos, para lo que buscan recibir la colaboración de las autoridades para el traslado a sus comunidades y darles sepultura en su tierra natal.

«Ahora, son los jóvenes que arriesgan la vida y es muy difícil detenerlos porque van en busca de una vida mejor, dejan a su familia, sus padres. Vino un papá conmigo llorando porque perdió a su hijo de 16 años. Esto ha criado mucha tristeza en las personas y en Comitancillo se ha sentido esta masacre tan grande», apuntó.

La migración no se detiene

El párroco entiende que la calidad fronteriza del Departamento de San Marcos facilita la movilidad de su población y ha motivado el enorme tránsito de su juventud hacia Estados Unidos, como también ocurre con los habitantes de Huehuetenango, el Departamento vecino.

«Los migrantes se han convertido en un objeto, un negocio para toda esta gente, porque aquí siempre se habla de los Zetas (un grupo paramilitar vinculado a las anteriores masacres en el norte de México) que los encierran y les piden dinero, por eso la gente ha sufrido mucho», expresó la fuente.

El párroco hizo referencia a los mecanismos de «préstamo» o «hipotecas» que las familias asumen para poder enviar a alguno de sus integrantes fuera del país, y que forman parte de complejas redes de tráfico que se nutren desde el interior de la propia comunidad.

Agregó que han estimado que las familias de Comitancillo mantienen deudas de entre 200.000 y 300.000 quetzales (entre 25.000 y 38.000 dólares) «sólo para llegar a Estados Unidos».

«Desde la Iglesia podemos decir «no vayan» pero ¿qué alternativas puede uno ofrecer a estas personas? Incluso ahora que ha pasado este crimen, las personas siguen saliendo. Aquí se acostumbra pedir la bendición para el camino y por ejemplo, hoy vinieron a pedirla cinco personas, mañana vendrán otros cinco, aquí la salida es diaria. La migración no se puede detener», concluyó.

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