El 21 de mayo, la Coordinación Nacional de Protección Civil (CNPC) elevó el semáforo de alerta volcánica de amarillo Fase 2 a Fase 3, debido al alza en sus explosiones, erupciones y emisión de cenizas. Este nivel de alarma no se veía desde el 28 de marzo de 2019.
Ante ello, las autoridades tanto federales como locales delimitaron las acciones a seguir, como la suspensión de clases presenciales en Puebla, una de las tres entidades donde está ubicado el volcán. También se informó del despliegue de refugios temporales e incluso de un posible desalojo de más de 127.000 personas en las comunidades cercanas a este coloso, también conocido como Don Goyo.
Momentos de mayor actividad del volcán
Pero esta no es la primera vez que el volcán Popocatépetl —de medio millón de años de existencia y localizado entre las entidades de Puebla, Estado de México y Morelos— tiene esta clase de actividad.
De acuerdo con el doctor Servando de la Cruz Reyna, investigador emérito del Departamento de Vulcanología del Instituto de Geofísica de la UNAM, el Popocatépetl ha tenido todo tipo de erupciones; las de mayor tamaño ocurren con lapsos de cientos o miles de años.
«El tipo de erupción que estamos viendo ahora ha sido observado desde el tiempo de la Colonia, más o menos desde el año 1500; ha ocurrido alrededor de 13 veces, con una duración de 40 años», refirió en la conferencia. «¿Qué está pasando con el volcán Popocatépetl?».
«La mayor actividad presentada hasta ahora en el actual periodo eruptivo ocurrió en diciembre de 2000, cuando se emplazó el domo número 12, que alcanzó un volumen estimado entre 15 y 19 millones de metros cúbicos. Las etapas de crecimiento de este domo fueron erupciones muy espectaculares, que generaron columnas de ceniza de varios kilómetros de altura y el lanzamiento de fragmentos incandescentes sobre todas las laderas del volcán», se lee en el Plan homologado del volcán Popocatépetl, elaborado por autoridades locales y federales de México.
¿Qué pasa en la actualidad?
El episodio actual, que se trata de una reactivación, inició en 1994; hubo una similar en 1919 y finalizó cerca de 1927.
«A partir de 1996 se empiezan a presentar, en el interior del cráter, una serie de domos de lava, que crecen, llegan a un cierto volumen y se destruyen con explosiones. Esto ha ocurre alrededor de 86 veces desde ese año. No estamos ante una fenomenología nueva o sorprendente; ya se ha analizado y existen los mecanismos de respuesta para gestionar estas situaciones», agregó De la Cruz Reyna.
Ante la reactivación del volcán Popocatépetl, el especialista indicó que no se prevé que la situación empeore y que, si así fuera, los lineamientos de seguridad y protección son los adecuados para proteger a los mexicanos.
En el evento, el doctor Robin Campion, del Departamento del Instituto de Geofísica de la UNAM, hizo énfasis en que no se puede saber cuánto tiempo durará la actividad del Popocatépetl.
«Es muy difícil predecir la duración de un episodio. Lo más probable es que, en los próximos meses, haya [sucesos] como lo estamos viendo, pero el actual es más largo que la mayoría que los que hemos observado. No se pueden hacer pronósticos así, solo escenarios de mayor o menor probabilidad», apuntó.
El experto añadió que, en este 2023, el movimiento del volcán se debe a una recarga del sistema de alimentación por un magma joven rico en gas y de temperaturas muy altas, que interactúa con magma viejo —más viscoso y frío— y causa los fenómenos que vemos en la actualidad. Sin embargo, su sistema de desfogue son los conductos que le componen.
A pregunta expresa de Sputnik, los especialistas afirmaron que la actividad del también conocido como ‘Don Goyo’ no provocará una reacción en cadena con otros volcanes del país. Tampoco puede causar sismos en otras zonas que no sean aledañas a él.
«Los microsismos en la Ciudad de México no están relacionados con la actividad del volcán.
Cada uno de ellos tiene razones por lo que ocurre esta actividad», detalló el doctor Carlos Valdés González, también integrante del Instituto de Geofísica de la UNAM, quien también insistió en que el país latinoamericano es volcánicamente activo.
«Alrededor de 60% de la gente vivimos sobre los derrames de los volcanes y de lo que han causado. No hay que verlos con temor, sino como dadores de vida», en referencia a la fertilidad de los campos en Puebla o a los mantos acuíferos cerca del Popocatépetl.
¿Cómo prevenir?
De acuerdo con el Plan homologado del volcán Popocatépetl, las acciones se realizan entre autoridades federales mexicanas, como Protección Civil y el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), y los gobiernos y órganos locales de cada entidad involucrada.
Entre todos, deben garantizar la integridad de la población; mantener las rutas de evacuación transitables durante todo el año para cualquier tipo de vehículo; contar con los albergues necesarios para las comunidades aledañas y con personal capacitado para el rescate de quienes pudieran quedar atrapados en el momento de la contingencia.
Asimismo, se requieren «estimular los mecanismos preventivos de participación y estructurar un esquema para la intervención organizada de los sectores de la sociedad regional no afectada sensiblemente por el daño producido debido a una erupción del Popocatépetl. El mismo propósito se podrá realizar con sectores sociales del ámbito nacional e internacional», se lee en el documento.
En caso de emergencia, la población afectada, según lo declarado por el maestro Carlos Gutiérrez Martínez, director de Investigación del Cenapred, en el mismo evento, sería de millones de mexicanos.
«En un radio de 20 kilómetros [cerca del Popocatépetl], hay alrededor de nueve millones de personas. Si lo ampliamos a unos 60 kilómetros, ya hablamos del 20% de la población total del país», respondió a pregunta expresa de Sputnik.
En México habitan más de 126 millones de personas, de acuerdo con el Censo de Población 2020 elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
El semáforo
El semáforo de alerta volcánica es un sistema desarrollado por la Coordinación Nacional de Protección Civil (CNPC), el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) y la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) de México.
Se divide en tres peldaños: verde, que representa actividad normal; amarillo, que hace referencia a un nivel de alerta, y rojo, que significa alarma. Se aplica para los más de 2,000 volcanes del país, especialmente para los 46 que están activos, incluido el Popocatépetl.
Estos tienen las siguientes subdivisiones:
Fase 1: el volcán está en calma.
Fase 2: se presentan mínimas manifestaciones, como fumarolas y actividad sísmica esporádica.
Fase 1: manifestación de actividad, esto a través de sismicidad volcánica local frecuente y emisiones esporádicas y ligeras de ceniza.
Fase 2: se generan emisiones de vapor de agua y gas, hay caída de material incandescente, crecen y se destruyen domos de lava, pueden crearse flujos piroclásticos por explosiones y hay lodo y escombros de corto alcance.
Fase 3: los domos crecen rápidamente y son de gran tamaño; estos se destruyen con fuertes explosiones. Hay fumarolas, emisión de gas y caída leve de cenizas. Además, se generan estallidos de gran intensidad con lanzamiento de fragmentos incandescentes y posibles flujos piroclásticos de gran alcance.
Fase 1: representa actividad explosiva de peligro intermedio a alto. En esta etapa, el volcán tiene una columna eruptiva de varios kilómetros de longitud de agua y gas. A eso se suman el lanzamiento de fragmentos incandescentes en las laderas, abundante caída de ceniza en comunidades aledañas y ciudades lejanas, así como flujos piroclásticos de lodo y lava que pueden alcanzar poblaciones cercanas.
Fase 2: hace referencia a actividad explosiva de peligro alto a extremo. En ese punto, hay columnas eruptivas de gran alcance e intensa caída de ceniza y fragmentos volcánicos a grandes distancias.
También pueden darse derrumbes parciales del volcán, flujos piroclásticos y de escombros que afectan a poblaciones a mediana y larga distancias, lahares de efectos devastadores y daños graves al entorno y áreas en el mapa de peligros volcánicos.
¿Qué se debe realizar en esta etapa?
Según los lineamientos establecidos por Protección Civil de México, los pasos a seguir por parte de las autoridades tanto federales como locales en semáforo amarillo Fase 3, que es el que está en este momento, son las siguientes:
Explicar al público y medios de comunicación la situación actual y las medidas que se tomen al respecto.
Alistar albergues, personal y equipos de evacuación.
Realizar un plan de acción para proteger a la población vulnerable.
Promover medidas preventivas para evitar afectaciones por caída de ceniza y fragmentos arrojados por el volcán.
Alertar a los sistemas de navegación aérea.
Evitar que la población se acerque al Popocatépetl.
Sumado a ello, el Gobierno de Puebla suspendió las clases presenciales en 40 municipios de la entidad. Las cátedras se tomarán a distancia hasta nuevo aviso.
En el caso de la población, los lineamientos que se deben acatar por la actividad de ‘Don Goyo’ son:
Cubrir los ojos con lentes de armazón y suspender el uso de los de contacto.
Si la ceniza cae en los ojos, hay que enjuagarlos con agua.
Proteger nariz y boca con pañuelos o cubrebocas.
Vestir ropa de manga larga y sombrero o gorras.
No quemar basura ni pasto.
Suspender el ejercicio al aire libre y el consumo de comida en la calle.
Cerrar ventanas o cubrirlas y estar en interiores la mayor parte del tiempo.
Barrer la ceniza en techos y patios sin humedecerla y recolectándola en bolsas. No se debe tirar al drenaje. Esto es esencial para evitar el derrumbe de viviendas, especialmente las construidas con madera o lámina.
Limpiar los automóviles con un plumero o trapo seco.
Cubrir recipientes de agua (tambos o cubetas, por ejemplo) para evitar su contaminación.
Colocar el agua y comida de tus mascotas dentro de casa, para que no tengan ceniza. En caso de los animales de granja, se requiere guardar el heno y paja con lonas, así como el agua que consumen.
No dejar a los animales de compañía a la intemperie y proteger a los de granja.
Tapar rendijas con paños húmedos.
Consecuencias de la actividad volcánica
Las repercusiones de la actividad volcánica del Popocatépetl en México, especialmente en el centro del país son, respecto a transportes y actividades, la suspensión de clases y de vuelos en los aeropuertos de las entidades afectadas.
Este último punto se debe a que las cenizas dañan las aeronaves, afectando las turbinas y antenas de comunicaciones, así como los sensores de vuelo.
Además, según información del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), obstruye las pistas, impide el buen funcionamiento de los equipos de logística y genera secuelas en la salud del personal operativo en tierra.
En el caso de la población, las afectaciones en la salud se pueden originar por contacto o inhalación de cenizas y gases emanados por el volcán, y por ingerir alimentos contaminados con material arrojado por el ‘Popo’.
Las autoridades federales refieren que las consecuencias pueden ser prolongadas, debido a que las partículas se alojan en los alvéolos de los pulmones. Entre los padecimientos más frecuentes están:
Irritación aguda de nariz y ojos.
Conjuntivitis irritativa y daños en las córneas.
Trastornos gastrointestinales.
Agotamiento por no poder respirar adecuadamente.
Aumenta la posibilidad de generar enfermedades obstructivas.
En la conferencia, la doctora Ana Lillian Martin Del Pozzo, docente en la Facultad de Ciencias de la UNAM y también integrante del Instituto de Geofísica, destacó que, en estos días, la caída de ceniza fue y es en Puebla, la trayectoria del viento irá desplazándola en junio y julio hacia Morelos y la Ciudad de México.
«La distribución de la ceniza se da de la siguiente manera: entre más alta es la columna, más lejos llega. A esto se suma la dirección del viento.
Ahorita se ven sus efectos en Puebla, pero puede cambiar fácilmente hacia Morelos, Texcoco o la Ciudad de México. En junio viene para este lado [capital del país], para que nos vayamos haciendo a la idea y empezar a considerar las cuestiones de protección», subrayó.
Además, refirió que han ocurrido episodios de esta índole tanto en la década de 1990 como a inicios del siglo XXI, por lo que es importante estar al pendiente de la información de las autoridades.
Con información de Sputnik