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Renovarse o seguir fingiendo: el PAN Jalisco en sesión de espejismo

Si algo sabe hacer el PAN de Jalisco, es aplaudirse. Lo volvió a demostrar en sus recientes sesiones, donde la dirigencia estatal, encabezada por Juan Pablo Colín y Norma Cordero, se dio cita no para hacer autocrítica, sino para recitar mantras de “renovación”, “unidad” y “cercanía ciudadana” como quien repite rezos esperando redención sin penitencia.
En la Quinta Sesión Ordinaria del Comité Directivo Estatal, se presentaron informes “estratégicos”, aunque en el fondo no fueron más que actos de autoafirmación: la ilusión de que con decir las palabras adecuadas, el electorado olvidará que el PAN perdió el pulso de Jalisco hace años y que hoy no logra articular ni oposición ni proyecto.
Juan Pablo Colín, con tono firme y mirada fija en el libreto, anunció que se acabó la simulación. El detalle, que no explicó, es cuándo empezó. ¿Acaso alguien en el PAN recuerda un solo año reciente en el que no estuvieran simulado cambio, unidad o renovación?
Colín pide disciplina, actitud nueva y compromiso “genuino”. Pero olvida que buena parte de quienes lo rodean —y que hoy hablan de refundación— son los mismos que convirtieron al partido en un archipiélago de cuotas, favores y pleitos parroquiales. Cambiarle el nombre a las inercias no las convierte en virtudes.
Annia García, desde la trinchera de Promoción Política de la Mujer, presentó acciones que suenan bien en boletines: entrega de violentómetros, jornadas cada día 25, capacitaciones. Nada en contra. Pero cuando la estructura de toma de decisiones sigue copada por varones de apellidos pesados, de poco sirven los flyers con perspectiva de género.
Fredy Medina, en Vinculación con la Sociedad, presumió vínculos con organizaciones civiles y programas de escucha. Pero para ser sinceros, al PAN hace rato que no lo escucha ni su base, menos aún la ciudadanía que ve en ese partido un recuerdo, no una opción.
Más tarde, en la Cuarta Sesión de la Comisión Permanente, Colín insistió en que esto no es un trámite, sino un “ajuste estructural”. Lo dijo frente a las mismas caras de siempre, mientras se alistaban los lineamientos para la XXXV Asamblea Estatal, donde —oh sorpresa— se renovarán los consejeros, con el mismo método de siempre: acuerdos en lo oscurito y votaciones para la foto.
Y como no podía faltar el mensaje mesiánico, Colín cerró diciendo que lo hacen “no por ellos, sino por los jaliscienses”. Qué alivio saber que todo este ritual de incienso azul no es por poder, cuotas ni candidaturas, sino por puro amor al pueblo.
El PAN en Jalisco vive de anunciar cambios que no ejecuta, de repetir promesas que no cumple, y de convocar a la militancia como si fuera a misa: con fe ciega y sin preguntas. Mientras tanto, Morena le gana terreno, MC se mantiene en la fiesta del poder, y el PRI… bueno, el PRI se conforma con que lo sigan invitando.
A este paso, el PAN podría renovarse hasta el infinito, pero seguirá sin entender por qué perdió el voto ciudadano: porque no basta con discursos de buena conducta, si el fondo sigue siendo el mismo manual de simulación que tanto critican.
“Romper inercias”, dicen. Ojalá empiecen por dejar de fingir que las rupturas internas, el oportunismo de siempre y la falta de proyecto son problemas nuevos. No lo son. Son su ADN. Y cambiar de camisa no borra el expediente.