La emergencia sanitaria causada por la COVID-19 ha impulsado el desarrollo científico en México. En el Instituto de Biotecnología —IBt— y en la Facultad de Ciencias de la UNAM trabajan en proyectos que buscan mitigar el avance de contagios desde las siguientes vertientes: prevención, detección y tratamiento.
El primero de ellos lo lidera Laura Palomares Aguilera, investigadora del Departamento de Medicina Molecular y Bioprocesos del Instituto de Biotecnología de la UNAM, que desde hace más de dos años trabaja en el desarrollo de una plataforma para la creación de una vacuna contra el zika y dengue.
Por lo que, ante la emergencia sanitaria que atraviesa el país, han decidido retomar la plataforma para generar una nueva vacuna contra el SARS-CoV-2, que causa la enfermedad COVID-19.
«Nosotros estamos utilizando un virus diferente que no es ni el de zika, dengue, ni el coronavirus, el cual decoramos con los epítopos que son las secciones del virus que provocan la generación de anticuerpos que pueden ser neutralizantes, y los injertamos en esta cápside del otro virus con la idea de tener un arreglo repetido de epítopos que es lo que hacen que sean muy inmunogénicos y que puedan producir una respuesta adecuada», explicó Palomares sobre la plataforma que usan para el desarrollo de la vacuna contra el SARS-CoV-2 en entrevista a Sputnik.
En este sentido, la plataforma funciona como un sistema preexistente que permite detectar la presencia de cuerpos extraños o antígenos y generar una respuesta inmune que pueda combatir los agentes patógenos.
Sin embargo, aclara que la vacuna que se desarrolla dentro de la UNAM está en la primera fase de prueba, por lo que no es posible que esté lista para el período más fuerte de la contingencia por la COVID-19. Las vacunas más avanzadas en este sentido son las que están realizando las empresas CanSino Biologics en China y Moderna en Estados Unidos, que podrían llegar en un plazo aproximado de 12 a 18 meses.
En tanto, la también ingeniera en química por parte del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) sostiene que la importancia de desarrollar una vacuna en México, a pesar de que no llegue a tiempo, es que a largo plazo se van a requerir abastecimiento de vacunas en el país y tener una alternativa siempre es bueno.
Por otro lado, señala que dentro del grupo de científicos que lidera también se está estudiando la posibilidad de inmunoterapias: un tratamiento que tiene como objetivo disminuir la carga viral en pacientes que ya tengan el virus. En este mismo sentido, con la ayuda del Instituto Nacional de Salud —INS— se están realizando procesos de caracterización del ADN de los pacientes que ya se curaron.
De la contingencia a los proyectos futuros
Si bien el objetivo inmediato dentro de la comunidad de investigadores de la UNAM es generar todo tipo de proyectos que puedan contribuir al desarrollo efectivo de medidas para controlar los efectos del SARS-CoV-2, también tienen en mente constituir sistemas de desarrollo científico que puedan funcionar de forma satisfactoria a largo plazo.
«Nosotros nos estamos guiando con el sistema de plataformas, pues una vez que tengamos esta plataforma validada y bien evaluada, vamos a poderla utilizar prácticamente para cualquier otro virus de RNA que pudiera aparecer», señaló Palomares respecto a la mayor apuesta que tiene en este momento.
Por lo tanto, la validación y evaluación de esta plataforma podría ser la puerta para el desarrollo de vacunas propias en el país. Lo cual, eventualmente, facilitaría los procesos de producción y los costos ante cualquier emergencia sanitaria que pudiera presentarse en un futuro.
Del mismo modo, destacó el trabajo de otras áreas de trabajo de la propia universidad, en especial del Instituto de Biotecnología y la Facultad de Ciencias, donde se trabaja tanto en la secuenciación de cepas de los virus presentes en el país, como en sistemas de detección de pruebas rápidas de la COVID-19.
Ver cómo estos proyectos actúan ante una situación de emergencia también podría ser la vía para fortalecer el desarrollo científico del país.
Por Laura Itzel Domart. Sputnik Mundo