El Ayuntamiento de Guadalajara vive momentos de tensión tras la propuesta de la alcaldesa emecista Verónica Delgadillo para adquirir 160 camiones recolectores de basura mediante un endeudamiento de 300 millones de pesos. La iniciativa ha desatado un intenso debate, con la fracción de Morena, encabezada por el regidor Chema Martínez, liderando la oposición.
«Un modelo desatinado y un negocio a costa de los ciudadanos»
Chema Martínez criticó duramente la propuesta, señalando que carece de planeación y supone una carga injustificada para los tapatíos. Según el regidor, este endeudamiento busca tapar los huecos de una gestión marcada por acuerdos fallidos, como el colapso de un convenio con una empresa de arrendamiento, que dejó al descubierto la falta de transparencia en el manejo municipal.
“El pueblo no es tonto. No vamos a caer en el juego de si estamos con Caabsa o en contra de Caabsa”, declaró, refiriéndose a la concesión privada previamente encargada de la recolección de basura. Martínez acusó al gobierno de simular soluciones y aumentar la deuda municipal, que ya supera los 2,000 millones de pesos.
El regidor destacó que las zonas más vulnerables, como Miravalle, Santa Cecilia y Balcones, son las más afectadas por la falta de servicios eficientes, y señaló que la administración está utilizando recursos públicos de manera discrecional y sin claridad.
La regidora Mariana Fernández también cuestionó el proyecto, señalando que compromete recursos etiquetados en el presupuesto de 2024 sin presentar un plan integral para el manejo de residuos. Fernández enfatizó que, aunque es fundamental que Guadalajara se haga cargo de su basura, esto debe hacerse con una estrategia bien definida.
“Existen convenios incumplidos, como la planta de transferencia acordada con Tonalá, lo que solo agrava la crisis de residuos en la ciudad”, afirmó.
Por su parte, el regidor Juan Alberto Salinas calificó la propuesta como una simulación que favorece intereses privados. “Mientras otros municipios avanzan, Guadalajara sigue atrapado en negocios disfrazados de soluciones”, expresó.
La gestión de residuos en Guadalajara ha estado plagada de controversias, desde concesiones cuestionadas hasta una infraestructura insuficiente. Aunque la adquisición de camiones propios podría parecer una solución, la falta de claridad y planeación detrás del endeudamiento ha generado preocupación tanto en el cabildo como entre los ciudadanos.
Con una deuda acumulada que ya supera los 2,000 millones de pesos, la propuesta pone en riesgo la estabilidad financiera del municipio sin garantizar mejoras en el servicio de recolección.
Mientras las discusiones en el cabildo continúan, la ciudadanía espera que el gobierno municipal priorice soluciones responsables y sostenibles que beneficien a todos los tapatíos. Por ahora, las críticas de la oposición resuenan como un llamado urgente para replantear las políticas públicas de Guadalajara y enfrentar con seriedad los retos de la ciudad.
