OPINIÓN

La piñata del Ipejal

En Jalisco, el estado que presume de ser la cuna del mariachi y el tequila, hay una fiesta que no cesa. Una fiesta que se celebra con el dinero de los trabajadores al servicio del gobierno, que ven cómo sus ahorros para el retiro son saqueados por una casta de políticos voraces y sin escrúpulos.


El caso más reciente y escandaloso es el del ex diputado panista Alfredo Argüelles Basave, quien se ha hecho acreedor a una pensión de 110 mil pesos brutos mensuales, otorgada por el Instituto de Pensiones del Estado de Jalisco (Ipejal), el organismo encargado de administrar el fondo de pensiones de los servidores públicos estatales y municipales.


¿Qué méritos tiene este personaje para gozar de tan jugosa prebenda? ¿Qué servicios ha prestado a la sociedad jalisciense? ¿Qué gestiones ha realizado en favor de los trabajadores afiliados al Ipejal? La respuesta es simple: ninguno.


Argüelles Basave es un político de medio pelo, que ha pasado por el servicio público sin dejar huella. Su único logro fue ser diputado local por el PAN en la LVIII Legislatura, entre 2009 y 2012. Pero su paso por el Congreso no fue precisamente ejemplar.


En 2011, fue señalado por participar en un fraude al Congreso del Estado, al emplear a una firma llamada López Castro para hacer consultorías entre 2009 y 2011. Esa empresa no cumplió con los servicios que se le encomendaron y sin embargo hubo procesos judiciales para exigir cobros al Legislativo.


En ese tiempo también se habló de los cobros que Alfredo Argüelles hacía indebidamente por concepto de viáticos y gastos de representación. El asunto se ventiló en la Comisión de Responsabilidades, pero nunca se llegó a una resolución.


En febrero de 2015, el secretario General del Poder Ejecutivo del Estado, Roberto López Lara -ahora también pensionado VIP-, durante su comparecencia en el Congreso de Jalisco, confirmó la orden de aprehensión en contra de Alfredo Argüelles; aunque no mencionó el delito por el que se le imputaba, dijo que era relacionado en el caso de la Consultora López Castro.


¿Cómo es posible que un trabajador del Congreso de Jalisco que fue señalado por defraudar al Congreso de Jalisco pueda recibir una pensión del Ipejal tomando precisamente como base ese último sueldo? La respuesta está en el Consejo Directivo del instituto, que en diciembre pasado aprobó el dictamen favorable para concederle ese beneficio.


De acuerdo con un documento del IPEJAL, Argüelles Basave se acogió al artículo 39 de la Ley de Pensiones del Estado que establece que puede jubilarse cualquier persona que haya trabajado 30 años o más, siempre que haya aportado al Fondo de Pensiones al menos 20 años.
La pensión de Argüelles Basave es un insulto a la inteligencia y a la justicia. Es un ejemplo más de cómo los políticos se aprovechan del sistema pensionario para enriquecerse a costa de los demás.


No es casualidad que entre los pensionados más privilegiados del Ipejal se encuentren otros ex funcionarios que han sido señalados por actos de corrupción, como el ex auditor Alonso Godoy Pelayo; Elisa Ayón regidora priista destituida por el Congreso de Jalisco en 2014; el actual diputado local José María “Chema” Martínez, aspirante a ser candidato de Morena a la alcaldía de Guadalajara y a la lista se le pueden sumar más nombres.


Todos ellos se han colgado del Ipejal como si fuera una piñata, sin importarles el futuro de los miles de trabajadores que cotizan al instituto. Mientras ellos disfrutan de sus pensiones de oro, el promedio de jubilaciones para los afiliados al Ipejal es de apenas 15 mil pesos.


El sistema pensionario está diseñado para que la clase dorada la baile y la goce, mientras que el resto se conforma con las migajas. Es un sistema injusto, ineficiente e insostenible, que necesita una reforma urgente y profunda.


El Instituto de Pensiones del Estado de Jalisco (Ipejal) es una mina de oro para los políticos que se han servido de él para obtener pensiones millonarias, sin importarles el daño que le hacen a los trabajadores que cotizan al fondo de pensiones.


Es un sistema injusto, ineficiente e insostenible, que necesita una reforma urgente, pero que la administración de Enrique Alfaro no quiso realizar en su totalidad. Si bien es cierto que dio estructura administrativa al instituto y actualizó valores catastrales para aumentar en el papel los activos del Ipejal, no quiso poner límites a las pensiones de los funcionarios de primer nivel, ni limitar el tiempo de aportación voluntaria de esos funcionarios para lograr su pensión VIP.


Un detalle más que se dio estas semanas de fin de año en el Consejo Directivo de Ipejal, y que trascendió las paredes del salón de juntas del edificio de la calle Magisterio 1155, fue la decisión de una consejera del Gobierno de Jalisco, quien pidió posponer la solicitud de 22 expedientes de pensión, algunas de ellas urgentes debido al estado de salud de los trabajadores solicitantes, logrando el aplazamiento de la votación para después, ante la complacencia del representante de los trabajadores José Miguel Leonardo Cisneros.


Fue necesaria la intervención del director de Ipejal, Héctor Pizano Ramos, para resolver los casos más urgentes de los expedientes detenidos por la funcionaria del gobierno de Jalisco.


Lo ridículo del caso anterior es que una funcionaria representante del patrón ponga límites para aplicar el beneficio de la pensión que el trabajador aportó durante su vida laboral, mientras que otros funcionarios se jubilan con sueldos exorbitantes sin haber aportado lo suficiente.


El 12 de septiembre de 2022, integrantes de la Federación de Sindicatos Independientes de los Municipios y Organismos Públicos Descentralizados de Jalisco (Fesijal), se manifestaron saliendo de diferentes puntos de la ciudad hasta llegar frente al Congreso del Estado contra una posible reforma a la Ley de Pensiones, que aumentara cuotas y pidiendo cambios en las políticas de administración, representación e inversión, que realmente beneficien a los trabajadores. Las puertas de la Casa del pueblo permanecieron cerradas, atrás de las vallas que las resguardaban.


Luego, se hicieron mesas de lecturas de posiciones ante escasos diputados que ocasionalmente aparecieron, para entrar en un receso que no ha aportado ningún cambio.
Y así, mientras el sexenio de Enrique Alfaro termina, el presupuesto de las pensiones de los trabajadores del Ipejal se va acabando.


¿Qué pasará cuando se agoten los recursos del Ipejal, que según sus propias cifras sólo alcanzan hasta 2029? ¿Quién responderá por los derechos de los que hoy trabajan?
El sistema pensionario es una bomba de tiempo que amenaza con estallar en cualquier momento, si no se le pone un alto a los abusos y las irregularidades.
En X @DEPACHECOS

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