El pasado domingo 10 de noviembre, el Partido Acción Nacional (PAN) enfrentó una de las decisiones más relevantes en su historia reciente: la elección de su dirigente nacional, quien guiará al partido en un periodo crucial para la oposición en México durante los próximos tres años. En esta contienda interna, los militantes panistas de todo el país se movilizaron para definir entre dos candidatos con perfiles distintos pero de gran peso en el partido: Jorge Romero Herrera y Adriana Dávila Fernández.
Como suele suceder en el PAN, la dinámica de elección directa permitió que el voto de la militancia se tradujera en una expresión genuina de voluntad democrática, donde las estructuras y liderazgos regionales jugaron un papel decisivo. Jalisco, con sus municipios movilizados y sus líderes comprometidos, se destacó como uno de los bastiones más activos en esta jornada electoral.
Zapopan, en particular, fue el municipio jalisciense que más votos y porcentaje de participación aportó a la contienda nacional. La participación de la militancia zapopana fue notable y reflejó la fortaleza de sus liderazgos locales, quienes impulsaron la actividad electoral en la ex villa maicera. Líderes reconocidos como Ramón Ramírez, Pepe Toño y Omar Borboa, quienes mantienen la batuta del PAN en Zapopan, jugaron un papel protagónico en la movilización de las bases del partido. La jornada también contó con la presencia de figuras importantes de contiendas pasadas, como los ex candidatos a diputados Jesús Arambul, Adriana Buenrostro y Juan Carlos Ramírez, así como de regidoras y lideresas de larga trayectoria, entre ellas Rosa Isela Díaz y Rocío Hidalgo.
Con el triunfo de Jorge Romero como nuevo dirigente nacional del PAN, se abre una nueva etapa en la agenda de la oposición en México. Este cambio de liderazgo será determinante para delinear las estrategias del partido a nivel federal y en estados como Jalisco, donde se espera que esta elección marque el arranque de la carrera política rumbo a 2027.