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PAN: resurrección con votos contados

“Se oyen gritos, porras y hasta aplausos”. No es la crónica de un clásico en el Jalisco ni una final de charros; es el parte oficial del panismo tapatío celebrando que, después de nueve años, pudieron reunir a su militancia en algo que llaman “asamblea municipal”. Así, con grandilocuencia de velorio convertido en fiesta, Acción Nacional volvió a sentirse vivo.
Los números, que no entienden de emociones, son menos generosos: 602 votos para reelegir a Rodolfo Ocampo; 165 para Jorge Reynaldo Miranda; 124 para José Miguel Mendoza. En total, poco más de 800 panistas en la capital del estado, una ciudad con millón y medio de electores. Una compañía de reclutas en formación que se pretende ejército rumbo al 2027.
El dirigente estatal, Juan Pablo Colín, se colgó de la escena para advertir —otra vez— que el país vive bajo un régimen “autoritario” que compra conciencias con programas sociales. El libreto es el mismo que Acción Nacional recita desde que perdió Jalisco: culpar al adversario y olvidar que la debacle empezó en casa.
Ocampo presume experiencia: diputado federal, local, director del SIAPA, presidente del comité en dos ocasiones previas. Un currículo que parece expediente reciclado, porque lo mismo se decía en 1994 cuando entró inspirado por Diego Fernández de Cevallos y lo mismo en 2001, cuando prometían que el PAN jamás perdería la capital.
El dirigente municipal promete ahora “ganar Guadalajara en 2027”. Y para lograrlo anuncia que reclutará jóvenes universitarios, deportistas de barrio y mujeres comprometidas. Es decir, lo de siempre: cuadros sociales en abstracto, sin nombres ni rostros, que terminan convertidos en fichas de negociación con las viejas corrientes del partido.
Mientras tanto, en Tlaquepaque, María Fernanda González Reynoso se llevó la dirigencia con 392 votos. Otro puñado de papeletas que en el discurso equivalen a la “recuperación de espacios”.
Conviene recordarlo: Acción Nacional no fue derrotado por Morena ni por López Obrador. Fue derrotado por sí mismo. Gobernó Jalisco casi veinte años, con Alberto Cárdenas primero y Emilio González después, hasta que los excesos, los escándalos y la soberbia hicieron trizas al partido. La fractura interna terminó en diáspora: muchos militantes hoy militan en Movimiento Ciudadano o simpatizan con la 4T, aunque en el padrón sigan apareciendo como panistas “activos”.
Ocampo promete volver a las calles. El problema es que muchos subcomités están cerrados, no hay dinero y la militancia se ha reducido a entusiastas de ocasión que aparecen cada vez que se abre una urna interna. Difícil ganar Guadalajara con la mitad de la tropa distraída en otros frentes.
Esa es la verdadera radiografía: un partido que se autoproclama vivo, mientras la mitad de su militancia juega en otro equipo.
Lo que ayer se vendió como “fiesta democrática” es, en realidad, un recordatorio de la fragilidad de Acción Nacional en Jalisco. Con 602 votos creen poder reconquistar la capital, cuando no han podido siquiera, renovar la cara de su dirigente partidista.
Pero bueno, con menos de un millar de boletas comienza la ilusión de resurrección blanquiazul. Y en este país ya sabemos lo peligroso que puede ser subestimar a los partidos que despiertan de sus propios escombros.
EN X @DEPACHECOS