OPINIÓN

Verónica Delgadillo: Entre encuestas y espejismos

Los políticos suelen abrazar las encuestas como si fueran dictámenes divinos, cuando en realidad no son más que fotografías del momento, caprichosas, manipulables y, sobre todo, útiles para alimentar ambiciones. La presidenta municipal de Guadalajara, Verónica Delgadillo, ha celebrado con entusiasmo los números que le atribuye el diario Mural: siete de cada diez tapatíos aprueban su gestión.

En un estado donde la política se mide a golpe de percepción mediática, la alcaldesa no pierde tiempo en convertir el dato en plataforma. El discurso es claro: “son números muy positivos”, “es un trabajo en equipo”, “es compromiso”. Frases que suenan bien, pero que sirven de poco a los ciudadanos que lidian con la inseguridad, los servicios públicos colapsados y la desigualdad que sigue lacerando a Guadalajara.

La encuesta, que en boca de la edil parece una carta blanca para prolongar su proyecto, es el pretexto para destapar lo evidente: Delgadillo ya piensa en reelegirse en 2027. Apenas está en la mitad de su mandato y ya proyecta tres años más, con la misma lógica de la clase política mexicana: eternizarse en el poder bajo la justificación de la “continuidad”.

No es casualidad que hable de “regalarle a Guadalajara seis años consecutivos de buen gobierno”. La palabra “regalo” desnuda la concepción patrimonialista de la política: como si la permanencia en el cargo fuera un obsequio personal y no una obligación sujeta al escrutinio ciudadano.

Pero la realidad se impone. Las calles no se pavimentan con encuestas, ni la seguridad mejora con discursos de autoelogio. La popularidad de hoy puede ser el desencanto de mañana. Basta recordar que otros alcaldes —más carismáticos, con mayor maquinaria y con control territorial— también gozaron de cifras envidiables en las encuestas, para después ser derrotados en las urnas o desfondados por los mismos problemas que dijeron resolver.

El entusiasmo reeleccionista de Delgadillo también revela la ambición de su grupo político: Movimiento Ciudadano necesita mantener Guadalajara como vitrina nacional. Y la alcaldesa, con su estilo fresco y discurso de cercanía, es la carta que quieren volver a jugar en 2027. No es una apuesta menor: se trata de blindar el bastión naranja en medio de la disputa con Morena y la sombra de un PRI-PAN cada vez más pragmático en sus alianzas.

El ciudadano de a pie, sin embargo, mira otra película. La basura que no se recoge, el transporte caótico, la violencia que se normaliza. La encuesta puede sonreírle a la alcaldesa, pero la ciudad sigue reclamando respuestas de fondo. Y eso, al final, es lo único que cuenta.

Verónica Delgadillo presume números “muy positivos”. Pero el verdadero examen no será el que publique un diario, sino el que se rinda en las urnas. Ahí, entre la esperanza y el desencanto, la ciudadanía tendrá la última palabra.

En X @DEPACHECOS

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