Ayer, el partido Morena en Jalisco hizo públicas las encuestas de reconocimiento que podrían determinar quiénes serán los candidatos a la gubernatura del estado. Pero antes de que nos entusiasmemos con los números, vale la pena hacer una revisión crítica del proceso.
Queridos lectores, el show político en Jalisco se pone cada vez más interesante. Ahora, tenemos un catálogo, más extenso que la carta de un restaurante de alta cocina, con 49 aspirantes a la gubernatura por Morena. Pero atención, de 49 inicialmente inscritos, ¡sólo 30 se dignaron a escuchar el veredicto de sus supuestas popularidades!
Voy a decirlo claro: esto parece más una audición para un nuevo reality show que un proceso electoral serio.
Favio Castellanos, quizás sabiendo de antemano que su destino en la contienda era incierto, decidió no perder más tiempo y retirarse. Y, como en toda telenovela mexicana, tuvimos algunas sorpresas: Claudia Delgadillo del Partido Verde y Antonio Pérez se unieron al cuarteto ya definido por el Consejo Estatal.
Carlos Lomelí y Chema Martínez, según el sondeo, lideran las preferencias entre los hombres con 52% y 17%, respectivamente. Entre las mujeres, Claudia Delgadillo se alzó con el 25%. Sin embargo, hay que recordar que ni Delgadillo ni Pérez lograron una votación destacada en la encuesta anterior entre los consejeros estatales de Morena. Entonces, ¿por qué aparecen ahora como figuras prominentes?
Delgadillo incluso, anticipó su participación en un video en redes sociales. Los aspirantes aseguran que existe mucha «unidad», pero uno se pregunta: ¿unidad para qué o para quién?
El dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, advirtió que estas encuestas no son definitivas. Se tomará en cuenta la «opinión de la población y de los consejos estatales», dijo. ¿Pero qué opinión? ¿La que se cocina en reuniones a puerta cerrada o la que realmente refleja el sentir popular?
Para determinar quiénes serán los candidatos se evaluarán criterios como honestidad, cercanía y credibilidad. Un catálogo que suena muy bien, pero que a menudo se queda en el papel. La decisión final se conocerá el 30 de octubre. Uno sólo puede esperar que ese anuncio sea el producto de un ejercicio democrático y no de acuerdos en lo oscurito.
En estos tiempos de renovación y promesas de «transformación», uno esperaría más transparencia y menos juegos de poder. Pero, como dirían en mi tierra, «el que nació para maceta, del corredor no pasa». ¿Será este el caso de Morena en Jalisco? El tiempo lo dirá.
