Grupos criminales aprovechan la contingencia sanitaria por el COVID-19 para repartir despensas en diversas zonas de México, con el fin de fortalecer su base social a futuro y expandirse a lo largo del territorio.
Con la imagen de Joaquín El Chapo Guzmán o mensajes de organizaciones criminales como Los Zetas y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), grupos de personas han repartido despensas en diversas zonas del país.
Estas acciones de «ayuda» se dan justamente en medio del contexto de la pandemia por COVID-19; sin embargo, de acuerdo con diversos expertos consultados por Sputnik, el objetivo principal es fortalecer la base social de los grupos criminales hacia futuro y, paralelamente, ganar territorio.
De acuerdo con Edgardo Buscaglia, especialista en temas de delincuencia organizada e investigador de la Universidad de Columbia, el crimen organizado tiene diferentes actividades económicas.
Por lo que, durante la pandemia, lo que se está presentando, señala, es una movilidad en cuanto a las actividades delictivas; pero, además, hay un fortalecimiento de su base social y una búsqueda por expandirse en el territorio.
De acuerdo con el seguimiento del semanario Proceso, los grupos criminales que han repartido despensas en diversos estados del país son: el Cártel del Golfo, la Familia Michoacana, el Cártel de Sinaloa, Los Zetas y el CJNG.
«Lo que hace la delincuencia organizada al brindarle servicios sociales a la población es comprar silencio hacia futuro», señaló Buscaglia a Sputnik.
El fortalecimiento social del crimen organizado
La emergencia sanitaria por COVID-19 está colapsando los sistemas económicos alrededor del mundo; no obstante, de acuerdo con el investigador de la Universidad de Columbia, la delincuencia organizada está fortaleciendo su base social. En este sentido, es necesario precisar que el crimen organizado aprovecha los estados de crisis en las sociedades para acentuar su presencia en zonas donde el índice de marginalidad es alto.
«Lo de las despensas no es nuevo, no es un fenómeno que se haya dado ahora solo por la crisis del coronavirus. Sabemos que el crimen organizado en un país como México y en otros países de la región, donde el Estado es muy débil, a veces funge como autoridad en varios sentidos», señala para Sputnik José Luis Pardo, uno de los autores del libro Narcoamérica.
Ante esta situación, el Gobierno de México no ha emitido ningún comunicado respecto a las acciones que se realizarán para impedir que los grupos del narcotráfico avancen al interior del país.
«Eso no ayuda [repartición de despensas], ayuda el que dejen sus baladronadas, ayuda el que le tengan amor al prójimo, ayuda, el que no le hagan daño a nadie, ayuda que no se sigan enfrentando y sacrificando, ayuda el que piensen en el sufrimiento de las madres de las víctimas», expresó sobre el tema el presidente Andrés Manuel López Obrador en la conferencia matutina del 20 de abril.
Por lo que, bajo este escenario, los grupos del crimen organizado están aprovechando para expandirse a lo largo del país; es decir, están ganando territorio con el fin de asentarse no solo socialmente, sino también políticamente.
«En medio de una presión de descontento contra el Gobierno de López Obrador, las ‘ayudas’ del narcotráfico también pueden ser parte de las políticas locales, que mediante la denuncia de la falta de políticas públicas federales de sostenimiento de las economías interiores del país, buscan reposicionarse en el liderazgo de la oposición», explica para Sputnik Norberto Emmerich, especialista en geopolítica del narcotráfico.
El riesgo de las «ayudas» del narcotráfico
Para Emmerich, los índices de violencia han bajado debido a la ausencia de gente en las calles, por lo que todavía no es posible medir el impacto de la pandemia en términos de seguridad.
Sin embargo, de acuerdo con el último informe del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), hubo 479 más homicidios en marzo en relación a los 3.459 que se suscitaron en febrero.
Por lo tanto, Buscaglia anota que este panorama en torno a la criminalidad puede ocasionar también un repunte de la violencia, lo cual podría agudizarse con la nueva disposición del Gobierno de México, en la que se autoriza a las Fuerzas Armadas para realizar tareas de seguridad pública.
En este sentido, Pardo Veiras explica que las despensas por lo regular son repartidas en zonas con alto nivel de marginalidad en las que es más fácil que el narcotráfico se asiente y supla las tareas que el Estado no está cubriendo.
«Si luego el crimen organizado hace algún tipo de acción delictiva, tienes que guardar silencio. Si te pide algún tipo de favor, tienes que hacer ese favor. Entonces las despensas son un vehículo para todavía cooptar más el control de la población», agrega.
Dado que la pandemia continúa su curso en México, todavía no es posible medir su impacto por lo menos en términos de seguridad; no obstante, lo cierto es que los índices económicos a la baja, la pérdida de empleos y la tendencia al alza en los niveles de pobreza también podrían agudizar la crisis de inseguridad en el país.
«En estos lugares [zonas marginadas] es una crisis sobre otra crisis, si no se atienden esos, probablemente sea la misma situación: marginación, violencia, informalidad, ilegalidad, necesidad. Y eso, incluso, se vea amplificado por lo que estamos viviendo», explicó Pardo Veiras.
Con información de Sputnik