En los pasillos de la Cámara de Diputados, entre susurros y firmes apretones de mano, se tejieron los hilos de una trama que no tardó en desvelarse. Morena, con su aura de renovación política, ha empujado una vez más al Poder Judicial de la Federación al rincón. En un acto que huele más a estrategia que a justicia, la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública aprobó la eliminación de 13 de los 14 fideicomisos del #PJF. 30 votos por aquí, 21 votos por allá, y el Poder Judicial sintiendo la presión de la pared en su espalda.
Pero en política, como en un juego de ajedrez, cada movimiento cuenta y tiene sus consecuencias. La oposición, aunque derrotada en números, no ha bajado la guardia. Se espera que el Pleno de la Cámara de Diputados y el Senado den su visto bueno. Pero este no es un juego de sumas simples; es una partida compleja donde la mayoría absoluta, ahora en manos de Morena y sus aliados, pesa más que el simple conteo de piezas.
Ahora bien, ¿qué herramientas le quedan al Poder Judicial? Los trabajadores del PJF, los peones sacrificados en esta partida, pueden moverse en diagonal con el amparo. Podrán alegar, con toda razón, una violación al proceso legislativo y una protección a sus derechos adquiridos. Piden, y es su derecho, la no retroactividad de una ley que les perjudica.
La partida se complica cuando los trabajadores del PJ plantean el amparo indirecto. Se enfrentan a un escenario donde, teóricamente, todos los JDD estarían impedidos de conocer el asunto. Pero, ¿acaso no hemos visto este juego antes? Con la ley de austeridad, se determinó que los juzgados de distrito no tienen impedimentos.
El ajedrez político continúa. Las fichas se mueven, algunas caen, y otras avanzan. Pero en este tablero, no debemos olvidar que no son piezas de madera o plástico las que están en juego, sino la estructura misma de nuestra democracia y la vida de quienes la sirven.
Y mientras las jugadas se suceden, hay algo que no debemos perder de vista: la Constitución y la Justicia. Aunque parezca que el juego está decidido, la partida aún no ha terminado. La autonomía e independencia del PJF son dos reinas poderosas que no se rendirán sin luchar. En este tablero, aún hay esperanza.