OPINIÓN

Crónica de una Fractura Política: La Ruptura de Ebrard con el Núcleo de Morena

«¡Fraude, fraude!», el grito estridente de los seguidores de Marcelo Ebrard retumbó en los pasillos del centro de convenciones. El ex canciller, con la mirada tensa y una expresión de decepción, no dudó en pronunciar lo que muchos ya consideraban evidente: no se presentaría a la proclamación de los resultados del proceso interno de Morena.

«Lamentable lo que han hecho hoy con la policía», exclamó Ebrard, arrojando una velada acusación a Mario Delgado, presidente de Morena y a Alfonso Durazo, presidente del Consejo Nacional del partido. Su voz estaba cargada de desprecio cuando añadió: «¡Qué cobardes Mario Delgado y (Alfonso) Durazo y todos los que están allá adentro!»

Amigos y Rivales

Lo que añade sazón al drama es la larga historia entre Ebrard y los dos hombres que ahora critica. Con Mario Delgado, su antiguo amigo y colaborador, parece haber cerrado un capítulo. Con Durazo, la fractura data de 1993. En aquel tiempo, ambos hombres estaban en lados opuestos del despacho de Luis Donaldo Colosio, Durazo abría y cerraba la puerta, mientras Ebrard servía como el segundo al mando de Manuel Camacho.

Renuncia o Capitulación

La estridencia del ex canciller parece haber cerrado toda puerta a la reconciliación. Su imagen se encuentra en una encrucijada: si no renuncia a Morena, estará abollada para siempre, tachado de cobarde que se subordinó a las decisiones de Andrés Manuel López Obrador. Es la segunda vez, tras 2011, que el mandatario trunca sus aspiraciones presidenciales.

Las Respuestas Oficiales

Por su parte, Alfonso Durazo proclamó que fue un «proceso muy intenso y con gran participación». Mario Delgado, no se quedó atrás y catalogó el proceso como «histórico e inédito», obviando que se trató de una encuesta y no de una elección democrática.

Claudia, anunciada como la triunfadora por Durazo, con un vestido magenta y con un discurso que fue más una fantasia que una realidad, declaró: «Hoy ganó la democracia. Hoy decidió el pueblo de México».

La Evaluación

Para Mario Delgado, el proceso interno le sirvió para cerrar un ciclo y preparar su próximo paso, ya sea en el gobierno federal, una candidatura legislativa o incluso el gobierno capitalino. Alfonso Durazo también salió beneficiado como el operador de confianza de AMLO, manteniendo a raya los conflictos internos del partido.

Sin embargo, al final del día, las miradas se centran en Marcelo Ebrard, quien se encuentra ahora en una salida incierta, en una puerta que parece haberse cerrado para siempre.

Por tanto, esta fractura en el núcleo de Morena no solo es el desenlace de un proceso interno; es el reflejo de las tensiones, las ambiciones y las viejas rencillas que sacuden los cimientos del partido en el poder.

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