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SIAPA: la mayor fuga está en la política, no en las tuberías

En el SIAPA, las fugas no solo están en la red hidráulica: están en la política, en la administración y en la vergüenza. Lo de la sesión del 14 de agosto no fue una discusión técnica, fue una radiografía del organismo y de la cómoda hipocresía con la que se le administra.
Ahí estaba el regidor de Tonalá, Juan Carlos Villarreal, haciendo lo que la mayoría de los miembros de la Comisión Tarifaria evita: hablar claro. Recordó que el 5 de agosto, cuando se frenó el atraco disfrazado de tarifa —un aumento de hasta 200% que en julio intentaron pasar en la penumbra—, se hizo un compromiso público: antes de volver a hablar de incrementos, habría una mesa de alcaldes convocada por el gobernador para plantear soluciones reales. ¿Resultado? Ni mesa, ni convocatoria, ni interés.
Pero sí hubo prisa para traer un “nuevo” aumento, esta vez del 5% doméstico y 8% comercial. El clásico truco de regateo político: pedir 200 para luego parecer moderado pidiendo 5. El problema es que ni siquiera se molestaron en maquillar el fondo.
Pero algo se torció. Desde temprano, alcaldes como Laura Imelda Pérez, de Tlaquepaque, y Sergio Chávez, de Tonalá, anunciaron que votarían en contra. A ellos se sumaron los representantes ciudadanos de sus municipios y el de Juanacatlán. El resultado: 14 votos a favor, 6 en contra y 1 abstención el de la UdeG que sigue cumpliendo su acuerdo con el gobernador: callarse en este tema, por cierto, ¿Qué ha pasado con el agua que deben del Auditorio Telmex?. Para aprobarse se requerían 17 votos. El aumento quedó muerto.
Durante su participación, Villarreal fue lapidario: en el documento no hay un solo compromiso de inversión en infraestructura, ni un peso etiquetado para reparar lo que no funciona, mucho menos para llevar agua donde falta. Es pedirle a la ciudadanía que pague más por lo mismo: fugas, tandeos y la eterna promesa de que “ahora sí” el servicio mejorará.
Y si el agua se fuga por las tuberías, el dinero se fuga por la nómina. El regidor tonalteca fue claro al denunciar que en lo presentado por los “técnicos del SIAPA”: No hay plan para frenar la contratación de compadres, cuates y operadores políticos; no hay fortalecimiento de perfiles técnicos; no hay austeridad en gasto corriente. Tampoco hay medidas para cobrarle a los grandes morosos ni para meter mano al huachicoleo del agua. Pedir más recursos en esas condiciones es como llenar una cubeta rota y culpar a la lluvia por no alcanzar a cubrir las necesidades de abasto.
En medio de su intervención, un funcionario del SIAPA intentó cortarlo con el argumento de que “a la comisión no le corresponde” hablar de política. La vieja cantaleta del burócrata que confunde neutralidad técnica con ceguera voluntaria. Villarreal le contestó con una cortesía cortante: primero respete, luego hable. Y siguió enumerando las vergüenzas que todos conocen, pero pocos se atreven a decir frente al micrófono.
El voto en contra de Villarreal y del bloque municipal que lo acompañó fue más que un número en la cuenta final. Fue un recordatorio de que no se puede seguir administrando un organismo en crisis con opacidad por litros y política por cubetadas.
Porque, seamos claros: mientras no haya mesa de diálogo real, plan de inversión serio, combate a la corrupción y eficiencia administrativa, cualquier aumento es un abuso. Y cualquier funcionario que lo impulse, un cínico.
En el SIAPA, las cifras se inflan o se esconden según convenga. La técnica se usa como tapadera, la política como cortina de humo. Lo único constante es que la fuga sigue abierta. Y mientras tanto, el discurso se sirve como siempre: a cubetadas, para que alcance a todos.
En X @DEPACHECOS