OPINIÓN

La Foto del Milenio: Pedro y Ricardo, el Rembrandt de la Ambigüedad Política

Ah, sí, la fotografía entre Pedro Kumamoto y Ricardo Villanueva: un auténtico Rembrandt de la ambigüedad política moderna. Dos titanes de la ‘academia’ y la política reunidos, y lo mejor que pueden ofrecer en términos de mensaje es «cosas buenas vienen» y «hablamos sobre el futuro y otros temas». Brillante. Si eso no te dice todo lo que necesitas saber sobre el estado de la política en Jalisco, entonces nada lo hará.

¿Por qué ofrecer un manifiesto cuando puedes hablar en haikus políticos, verdad?

Tal vez estaban simplemente discutiendo la próxima serie de Netflix que planean ver juntos, pero claro, el público prefiere imaginarse que estaban trazando el nuevo diseño geopolítico del estado. Ambos personajes desafían los moldes partidistas, sí, pero no podemos pasar por alto el pequeño detalle de que todavía no han formado ninguna alianza sustancial, a pesar de su aparente afinidad ideológica. Eso debe ser algún tipo de genialidad estratégica que a los simples mortales nos cuesta entender.

Kumamoto, con su aire de rebelde independiente, está tan enfocado en mantener su identidad que casi podría olvidar la idea de una alianza política. Y Villanueva, con su Grupo Universidad, está más enraizado en la lucha interna por el poder que, uno se pregunta si su partido político, Hagamos, pasará algún día de la teoría a la práctica.

Los dos partidos, Hagamos y Futuro, son como esos actores secundarios en una telenovela que tienen todas las líneas correctas pero nunca llegan a ser los protagonistas. Entran, lanzan un par de ideas interesantes y luego se quedan atrapados en su propio pequeño universo ideológico. A pesar de sus discursos progresistas, parecen más cómodos en la oposición que arriesgándose a ensuciar sus manos en el complicado arte de gobernar.

Así que aquí estamos, en la víspera de «un mejor mañana» y un «futuro» indeterminado, aparentemente tan cerca pero tan lejos de una coalición que podría, tal vez, hacer algo más que simplemente desafiar al establishment.

Entonces, ¿qué podemos llevarnos de todo esto? Tal vez que en la política, como en el arte, la interpretación lo es todo. Y que en la era de la ambigüedad, una foto vale más que mil palabras, pero quizás, solo quizás, nos deje con más preguntas que respuestas. Ah, la ironía.

Pero, eh, al menos tenemos una bonita foto para especular. ¿Quién necesita estrategias políticas claras cuando puedes tener simbolismo, verdad?

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