OPINIÓN

Presupuesto y Poder: El Ajedrez Político de la Universidad de Guadalajara

En las entrañas del poder, los juegos y las estrategias políticas se tejen con la sutileza de un encaje de bolillos y la contundencia de un golpe de Estado silencioso. Las réplicas del conflicto presupuestario entre la Universidad de Guadalajara y el Gobierno de Enrique Alfaro no son más que el eco de una lucha más antigua y profunda, que data de la concepción misma de la autonomía universitaria y el papel del Estado como proveedor y regulador de la educación superior.

Ricardo Villanueva, capitán del navío universitario, parece navegar en aguas turbulentas, enfrentándose a la tempestad presupuestaria que, según él, no satisface las necesidades de la institución que dirige. Con la mirada fija en el horizonte, Villanueva anuncia que no es suficiente cubrir la inflación, pues su barco busca expandir sus dominios, alcanzar nuevas costas, crear más centros universitarios que, como faros, iluminen cada vez más rincones del saber en Jalisco.

El Gobierno de Alfaro, por su parte, ejerce la prudencia del tesorero que sabe que el cofre no es infinito. Propone un incremento que parece seguir solo el compás de la danza inflacionaria, pero ¿es esto acaso un intento de asfixiar el crecimiento o una medida de control ante un barco que avanza a velas desplegadas sin mirar la tormenta fiscal que podría avecinarse?

La partida de ajedrez no termina en los tableros económicos, extiende sus piezas hacia los tableros políticos del futuro. La alianza entre Morena, PT, PVEM, Futuro y Hagamos, y el posible guiño de Villanueva hacia la Presidencia Municipal de Guadalajara, nos recuerdan que en política todo está conectado. No es solo un presupuesto lo que se está negociando, sino el poder y el futuro político de los protagonistas de este drama.

En este ajedrez jugado con torres académicas y alfiles políticos, Villanueva avanza su rey con cautela, dejando entrever un posible jaque mate en su futuro político. Por ahora, la Universidad se convierte en el peón adelantado, un peón que busca convertirse en reina a través de la estrategia y el diálogo.

La Universidad y su rector no están solos en esta contienda; la marea de universitarios que marcharon el año pasado todavía resuena en los pasillos del poder. Y aunque el rector afirma estar concentrado en su actual posición, el tablero político de Jalisco podría tener guardadas sorpresas para las elecciones de 2024. Porque en política, como en el amor y la guerra, todo parece estar permitido, y las palabras «no», «nunca» e «imposible» se disipan con la misma facilidad con que se disuelven las sombras al amanecer.

Alfaro y Villanueva, como dos modernos gladiadores en la arena de la política y la educación, deben saber que la historia los observa atentamente. Y en esta arena, cada movimiento es crucial, no solo para ellos, sino para los destinos de miles de jóvenes que ven en la UdeG el trampolín hacia un futuro que hoy parece estar pendiendo de los hilos de la negociación.

Así las cosas en la vida pública de nuestro Jalisco, donde cada actor juega su papel, y el telón aún no cae sobre este acto de la obra. La pregunta permanece: ¿veremos un cambio en la dirección del viento que guía las velas de la Universidad de Guadalajara o el Rector se transformará, abandonando el timón por una candidatura política? El tiempo, ese juez inapelable, lo dirá.

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